10.6.11

Estiré los pies y sentí las puntas y minas de lápiz entre los dedos. Pensé inmediatamente: "estoy llena de minas a los pies".
Moraleja: sospeche del hombre que tira eso al pasar, puede no estar alardeando de sus conquistas amorosas, sino más bien reprochándose su propio desorden y suciedad. Déle una oportunidad al canchero, qué va.

8.6.11

Sin intermediarios

Me convencí de dos cosas. En primer lugar, despierten: el mundo es una gran confabulación maquiavélica y debajo de la ciudad, en una sala oscura y llena de humo de habano, cinco tipos, chivados, de traje, la están pasando bomba. La segunda: Capusotto es uno de los tipos.
Podría desvariar párrafos enteros, pero nada es como la sola imagen, suficiente parodia, la mordacidad de la existencia, la ocurrencia de la eventualidad, la sorna como una ballena encallada en la realidad, en esa cuadra, esa tarde:
    La funeraria estaba al lado de una fiambrería. 

Media pila, muchachos, aflojemos con las sutilezas.

9.3.11

BIS

Resultado de un cadáver exquisito. Exquisito, el que viene en polvo, tres huevos, 220cc de leche, al molde,  media hora de horno. Te sale un lindo cadáver. Ojito, clavá cuchillo, si no sale seco es porque no está del todo muerto y en una de esas te horneaste un zombie.


No había forma de detenerlo, una vez que empezaba no podía parar hasta que chocaba con el techo. El tipo crecía sin poder imaginar el tamaño de su cuerpo. Cara, cuello, torso, brazos, caderas, lo de siempre. 
O no. También han dicho los que saben que palabras tales como siempre, nunca, no deberían ser usadas en la radio, para escuchar por horas los programas altamente peligrosos, ponen en riesgo de sufrir un colapso nervioso y caer en el vicio de hacer caca en un balde de dimensiones descomunales. 
Han perdido la razón, el roble hirió sus desalmados cuerpos, entorpecidos por la gracia de un bufón que nada ve. ¡Bien por ti, caballero! que aún gozas del don de la vista. Aquí, en el mundo de los ciegos, el tuerto se volvió hacia mí e indignado por lo que hice me preguntó: ¿Qué demonios tramaba Pipin montado en tal unicornio? No lo sé, ni lo sabré jamás, y eso no me hace más tonto. Solo me hace un canelón con queso y crema y solo resta saborearlo por el resto de la madrugada.


Amadeo, Joan y Rocío.

2.1.11

Así tonta.

Má, tengo algo muy serio que hablar con vos, sentate, no, má, no quiero ser monja, no todavía. Me voy a hacer asintótica. Yo se que vos esperabas otra cosa de mi, que triunfara en Berlín, haciendo el concierto en mi menor de Elgar, pero las asíntotas me pueden. Si, má: me gusta la asíntota.
Hace unos años lo descubrí, lo pensé, lo escribí y cada vez me va cayendo más la ficha de que es la solución, no a la resaca, no al edipo, no a las pulgas de Chaco, no a las inundaciones, tampoco a la depilación, ni al sistema de salud. No a la dureza de los palitos de la selva en invierno, ni a los católicos, ni siquiera a las hormigas. Nada de eso, no, pero sí: encontré la solución, hace unos años, seguramente en un colectivo, porque todo lo importante a nivel existencial -pero prácticamente un poroto- se piensa en los colectivos. 
Yo se que vos me vas a entender, vieja, no estoy para la cura del cáncer, aunque todo se puede siendo asintótica. De hecho para todo, para vivir, para ser, má, hay que tener un comportamiento asintótico. Podría decirte tender a tener un comportamiento asintótico, pero sería una triste redundancia. Aunque sí, asintotarse, es tender a hacerlo. Así es, es un verbo también. Asintotate y escuchá esto: Nada de tender la ropa. Que "x" tienda a una asíntota. Que haya límite. Bueno la ropa también, che, pero me parece que en el aspecto casa tiendo más a cero. Tenés que ponerme límites. No, no a mi vagancia, quiero tener comportamiento asintótico. Tranquila, má, yo se que es difícil de asimilar. También quiero derivar e integrar. Si, también pan integral. Con semillas y omega 9, la colesterol, viste?
Bueno, hablando en serio che, tender o no tender, esa es la cuestión. Por más duro que suene, ser, no se es nunca a menos que se tenga un comportamiento asintótico. La papa está en tender. Tender a la felicidad, tender al talento, tender a saber, tender a amar y ser amado, tender a ser fiel, tender a ser sano. Llegar no llegás nunca, por más bondi que te tomes, bue, a menos que caigas, como yo, en el 65, en que la solución es tender, indefinidamente, y tener un comportamiento asintótico. O tender a tenerlo, valga la redundancia una vez más.
Los términos absolutos tienden a acabarse cuando uno empieza con ésto de asintotárse, tiende a desaparecer el concepto de belleza, de tristeza, tiende a desaparecer uno, como ser estático, uno tiende a tender desde el momento de entenderlo en adelante. Tender a entender.
Y el comportamiento se abre, en muchas direcciones, contradictorias, todas con asíntotas por ahí, y bueno, las asíntotas se cruzan, ya sé que suena promiscuo, má, pero incluso las asíntotas tienden a desabsolutizarse y se dejan atravesar, o tienden a hacerlo. Y vamos por más; el gráfico tiende a dejar de ser plano, a no ser gráfico, a no ser solo de uno, y nos encontramos con las asíntotas de todos, porque uno puede tender a la propia, y páfate, una que no era considerada propia se cruzó por ahí, y ahí tendemos a entender que las asíntotas no son propiedad privada, son una red, tienden a ser una red, por la que nos movemos, avanzando indefinidamente en miles de direcciones, siempre más cerca, pero no. Tendiendo a llegar, tendiendo a creer, tendiendo a conocer, tendiendo a entender. Estaba divagando, má, tenía todo esto en la cabeza y bueno, tengo la tendencia de colgar, y no hice lo que tenía que hacer, no limpié mi pieza, ni el balcón, ni saqué la basura. Pero vos sos muy comprensiva. No me gustan las mujeres, quiero ser asintótica, che. Tendés a entender, no?

24.12.10

Writers Block: SCWF

Hace algo así como diez años, olor a navidad, un día como hoy, soleado, vacío, tan feriado, con mi hermana logramos, por fin, pasar el nivel 81 del Chips Challenge. Tendría ocho, talvez menos, casi siempre nos ahogábamos por distracción y echábamos a perder horas de empujar bloquecitos, pero ese día, como hoy, ni pesado ni liviano, ni importante, ni nada, atravesamos el rectángulo de colores, qué alegría, en el cuarto de la punta, el taller, mi pieza, la de mamá, nunca comedor, debajo de la ventana. Jugamos unos niveles más, y nos vinieron a buscar los viejos para ir a Beccar, a lo de los tíos, a hacer la parafernalia de los regalitos y la comida, que, secretamente, me encantaba, aunque dijera que era horrible y excesivo. Hoy en el patio,  pies en la fuente, tirándome agua con los chicos, exprimiendo la pollera, espantando las abejas, sentí un poco de eso, de fresco, raro. Los chicos salieron a tomar una coca con hielo, con las panzas de pileta y nadar, como globitos, brillantes, orgullosas. Ellos no se ahogaban, claro, la fuente es re bajita, y no empujaban bloquecitos, se empujaban entre ellos, tanto más divertido. Hoy no voy a lo de mis tíos, hoy hay cerveza en casa, mamá, hermana, no hay nivel 81. Creo que desde ese día fue un progreso casi ininterrumpido hasta ganarlo en el nivel ¿146?. No como hoy, que no gano nada, ni pierdo nada. Jugamos a otra cosa hoy, la infancia es como un demo, cuando se empieza a poner interesante la cosa, tenés que pagar, o jugar a otra cosa, o a lo mismo, pero seguir ya no tiene gracia.  Hoy salgo a caminar, la noche tiene ese color, casi volátil, recortado por los golpes, los fuegos, la cosa de las fiestas, tan internalizada y a la vez tan poco nuestra, o mía.Voy al hospital, a verlo al abuelo. De nuevo. Hoy hay olores, vinilos, colores, imágenes, pocos conceptos, pocas ideas. Hoy hay un poco de desorientada y tranquila. Hoy me gusta, a pesar, por, aunque, sin, con. Ayer lo dejamos para mañana.

23.12.10

Qué semanita.



Tengo amigdalitis. Soy muy afortunada, lo sé. Un poco de fiebre y no poder tomar cosas heladas en estos días es justo lo que le pensaba pedir a Papá Noel para navidad, pero hace unos días me enteré de que no existe; es un invento de los padres, como el Ratón Perez, el amor, la belleza, el talento y la plata.
 Dios sí debe existir, porque al final sí tengo amigdalitis. Ojo, no se consigue en cualquier lado, según dicen, en época de fiestas, las cosas se agotan.
Me la gané con mucho esfuerzo.
El lunes pasé doce horas en un hospital, esperando que me dijeran que mi abuelo se había muerto.
Y en algún punto, me decepcioné de que todo saliera bien. (marchen un par de comillas para el bien).  Me decepcioné de que no se muriera. Yo fui ahí a despedirme, me vine desprendiendo toda la semana, todo el año. Flor de laburo. Y el tipo va, y sobrevive la operación.
Bue, cuestión que lo operaron de los ganglios, de cáncer, del lado izquierdo.
Una fuerza increíble, antes de entrar nos dijo: No las voy a defraudar.
Y bueno, no lo hizo, porque ahora, que ya tengo la amígdala izquierda como un zeppelin y sus correspondientes ganglios haciéndole el aguante , estoy contenta, en algún punto. Estoy contenta, y no lo puedo visitar, porque tengo amigdalitis. Tengo los ganglios izquierdos a la miseria y no voy a hacer ninguna alusión a Freud, y esas giladas, porque me dijeron que también es un invento de los padres, como la leche de vaca y los libros de Pigna.
Estoy contenta ahora. Todo lo que se puede estar, con un abuelo con cáncer y una mamá con un papá con cáncer. Mierda. El viejo quiere vivir, Dios, la tenés adentro, qué más podemos pedir.

Hablando de pedir.. También, para esta navidad quiero, una bolsita más de cinismo, que ya se me acaba, dos blisters de actron mujer y a Dustin Hoffman.
Pará, venía hablando en joda, pero ahora que lo pienso, Dios, a Dustin lo quiero en serio.